Arquitectura que cura

Arquitectos: Benedetta Tagliabue y Joan Callís – Miralles Tagliabue EMBT
Colaboradora (coordinadora de proyecto): Valentina Nicol Noris – Miralles Tagliabue EMBT
Fotógrafo: Lluc Miralles
Situación: Recinto del Hospital de Sant Pau i de la Santa Creu, Barcelona
Fin de obra: 19/05/19
Fabricante de ladrillo: Cerámica Piera

ARQUITECTURA QUE CURA

El pabellón es un espacio de apoyo emocional y social para las personas con cáncer, familiares y amigos. Es una casa abierta con profesionales cualificados para ofrecer ayuda, conocer a otra gente y encontrar un rincón tranquilo o tomar una taza de té.

El centro está diseñado a modo de pabellón ajardinado donde los límites entre interior y exterior se desdibujan, buscando el confort del usuario. Se organiza en dos niveles de 200 m2 y una zona ajardinada de 950 m2.

El acceso principal se produce a través de una rampa que conduce a la planta inferior del jardín o con acceso directo desde la zona de oncología del nuevo hospital a través de un área pavimentada. El jardín está protegido por muros de gaviones, pérgolas y vegetación que permiten desarrollar las diferentes actividades del centro.

La planta inferior es un espacio abierto y flexible donde se encuentra la cocina, el comedor en doble altura y espacios polivalentes. El jardín, dibujado como hojas, las pérgolas y los árboles, controlan las vistas para hacer desaparecer el macizo volumen del nuevo hospital y al mismo tiempo permitir el uso de las zonas exteriores sin sentirse observado desde los edificios altos que rodean la parcela.

La planta superior del pabellón se encuentra al nivel del nuevo paseo definido por el plan urbanístico. Esta inserción en los dos niveles permite tener el jardín a la altura de los ojos desde las ventanas de la planta baja y desde de la sala polivalente superior.

Desde las ventanas de los edificios cercanos, se puede reconocer el tejado de cerámicas verdes y amarillas, manifiesto de un edificio inspirado en la naturaleza e integrado con la tradición modernista.

El edificio acentúa su transparencia en el lado sur, con un filtro de persianas de madera y celosías cerámicas que juegan con la luz y mantienen la intimidad del usuario.

La fachada del edificio es un muro de ladrillo manual cerámico en dos tonos naturales, con piezas puntuales en esmalte color blanco roto. Su composición y textura sigue un dibujo que está inspirado en las fachadas modernistas del entorno.

El proyecto se inspira en la riqueza de materiales, texturas, colores, geometrías y vegetación del hospital modernista, reinterpretándolo de manera sobria y económica. El diseño quiere así dialogar con la arquitectura de Domènech i Montaner reflejada de manera sutil en el nuevo jardín, en las fachadas, en la planta y en la cubierta del pabellón.